El presidente de Estados Unidos, Joe Biden pronunció un discurso enérgico y apasionado que fue tanto un arranque de campaña como un estado de la Unión, aprovechando lo que se espera que haya sido una de sus mayores audiencias del año para defender con contundencia que está bastante apto para gobernar otros cuatro años.
Rara vez se ha dicho que Biden sea un orador audaz. Pero el jueves llegó al Capitolio con el beneficio de unas expectativas misericordiosamente bajas tras los implacables ataques republicanos a su aptitud psychological y física.
No ha sido el típico estado de la Unión. Estos discursos suelen ser una larga lista de logros y un conjunto igualmente largo de promesas. En lugar de eso, Biden planteó el año como una dura elección entre dos candidatos, tal y como desean sus asesores de la Casa Blanca y de Wilmington.
Abrió con Donald Trump. Cerró con Trump. Y en medio se burló de los legisladores republicanos que protestaban y abucheaban en la cámara, aprovechando el momento —e incluso el pin o botón de una persona— a fin de anotar puntos políticos para sí mismo.
He aquí cinco conclusiones del apasionado discurso de Biden sobre el estado de la Unión en año electoral:
Para Biden, su rival fue ‘mi predecesor’, nunca Trump
Puede que Biden no mencionara a Trump por su nombre, pero no dejó lugar a dudas sobre quién hablaba y contra quién estaba compitiendo.
El presidente esbozó puntos de vista muy divergentes sobre Estados Unidos —sobre su gobierno y su papel en el mundo— de las posturas de “mi predecesor”, frase que utilizó por primera vez a los cinco minutos del discurso.
La utilizó una y otra vez. Citó los comentarios de Trump cuando animó al presidente de Rusia, Vladimir Putin, a hacer “lo que le dé la gana” en Europa, calificándolos de “escandalosos, peligrosos” e “inaceptables”.
Biden habló de cómo “mi predecesor” había intentado reescribir la historia de los disturbios del Capitolio del 6 de enero de 2021, de cómo “mi predecesor” no se había preocupado cuando la pandemia empezó a hacer estragos en la nación hace casi exactamente cuatro años, de cómo “mi predecesor” había hecho poco para combatir a China y de cómo “mi predecesor” no había actuado contra la violencia armada.
La estructura de estos discursos es muy intencionada. Y todos estos contrastes con Trump se produjeron antes de que Biden recitara sus propios logros, y antes de que hablara de nuevas propuestas para el resto de este año o para un segundo mandato.
Más tarde —en un momento que no figuraba en los apuntes preparados— se dirigió directamente a Trump. “Si mi predecesor está mirando”, dijo Biden, para luego instar al expresidente a que se uniera a él para respaldar el fracasado proyecto de ley bipartidista sobre la frontera que Trump ayudó a impulsar.
El enfoque fue una señal de cuán político había sido el discurso del presidente y de lo importante que es Trump para el futuro político del propio Biden.
Parecía disfrutar metiéndose con el Partido Republicano
Algunos momentos del discurso de Biden recordaron al que pronunció hace un año, cuando respondió a los abucheos de los legisladores republicanos con veloces réplicas que le valieron altas calificaciones por su rapidez de reacción.
El jueves lo volvió a hacer, enfrentándose a los republicanos por los recortes fiscales, la inmigración y otras cuestiones. En una ocasión, la representante Marjorie Taylor Greene, republicana por Georgia, gritó durante el discurso que el hijo de Biden debería pagar sus impuestos.
En un momento dado, Biden levantó un pin o botón que Greene había estado repartiendo antes del discurso en el que se le pedía que dijera el nombre de la enfermera de Georgia que había sido asesinada. Un inmigrante venezolano ha sido acusado de su asesinato.
Biden levantó el botón y declaró: “Una joven inocente asesinada por un ilegal”, usando un término que muchos demócratas ya no emplean.
Biden y sus asesores habían preparado —de hecho, ansiaban— una interacción con los legisladores del Partido Republicano. Ellos apuestan a que la gente busque a un luchador y a alguien que aún tenga energía para enfrentarse a sus rivales, políticamente y en la escena mundial.
Hacerlo puede ser complicado. En algunas de sus conferencias de prensa, ha dado la impresión de estar más enfadado que firme. En otros momentos, ha parecido demasiado blando o débil al hablar, lo que ha llevado a algunos de sus partidarios a desear que pusiera más energía en ser más firme.
El jueves por la noche, con la ayuda de los republicanos, evitó ambos extremos. Terminó el discurso de 68 minutos con un remaining aún más estruendoso que provocó la routine ovación en pie de los demócratas.
Biden destacó la economía, pero no la ‘Bidenomics’
Biden se enfrentó a una tensión elementary al subir a la tribuna de oradores. Muchos indicadores económicos están al alza. Pero la mayoría de los estadounidenses siguen afirmando en las encuestas que consideran que el país va en la dirección equivocada, y que no creen que las políticas de Biden les hayan ayudado.
Biden se decantó por un acto de equilibrismo el jueves.
Se jactó de que “la confianza de los consumidores se está disparando” y la inflación estaba bajando. Pero lo más importante period que los votantes “recuerden” las profundidades de 2020 y las comparen con la situación precise del país. “Heredé una economía que estaba al borde del abismo”, dijo. “Ahora nuestra economía es la envidia del mundo”.
En el camino, se apoyó en una serie de elementos tangibles y más populistas en un intento de conectar su programa con el público. Más golosinas y patatas fritas como aperitivos, por ejemplo, pero también reducir las comisiones de las tarjetas de crédito. Y, por supuesto, el viejo recurso demócrata de subir los impuestos a los superricos.
También incluyó algunas críticas a los medios de comunicación, calificando la reactivación económica como “la mayor historia de recuperación jamás contada”. Biden estaba decidido a contarla, aunque el jueves se aseguró de atribuir al país el mérito de los avances.
Predijo que la cuestión del aborto impulsaría a los demócratas en noviembre
Este discurso sobre el estado de la Unión period el segundo de Biden desde la anulación de Roe contra Wade. Pero dedicó mucho más tiempo al aborto que las 72 palabras que dedicó al tema en 2023. De hecho, su predicción de que el “poder de las mujeres” se manifestaría en 2024 a causa del aborto fue el primer fragmento que la Casa Blanca hizo público antes del discurso.
El jueves habló de las victorias demócratas en 2022 y 2023 desde que la Corte Suprema anuló Roe e hizo una predicción.
“Volveremos a ganar en 2024”, dijo, gracias al aborto. Fue una llamada política explícita a las armas en los pasillos del gobierno. El propio discurso sirvió de mapa de los principales temas en los que Biden se presenta, incluida la democracia.
“Dios mío, ¿qué libertades van a quitar ahora?”, dijo Biden.
La centralidad de la “libertad reproductiva”, como suele expresarla Biden, no solo quedó clara en su discurso, sino también en los invitados al palco de la Casa Blanca. Entre ellos se encontraban una mujer de Texas que tuvo que salir de su estado para abortar y salvar su propia vida y una mujer de Alabama que tenía programados tratamientos de fertilidad cuando la Corte Suprema de Alabama cerró los procedimientos de fecundación in vitro en ese estado.
La realidad, por ahora, es que la agenda demócrata está más a la defensiva de una posible acción republicana sobre el aborto. Es poco lo que el presidente puede hacer por el derecho al aborto, razón por la cual su promesa de “restaurar” Roe contra Wade se redactó tan cuidadosamente para incluir la cobertura de que lo haría “si” los votantes también eligen un Congreso que pueda aprobar dicha legislación.
Fue un discurso enérgico destinado a combatir la thought de que Biden es demasiado mayor
Biden llegó al discurso del jueves decidido a utilizar el momento estelar para rechazar las acusaciones de que es demasiado mayor para un segundo mandato.
Pronunció comentarios enérgicos, casi a gritos, en un esfuerzo por mostrar energía y vitalidad. Discutió varias veces con los republicanos presentes en la cámara, desviándose de su discurso preparado para improvisar sus réplicas. Y cuando se acercaba al remaining de su discurso, el presidente bromeó sobre su edad.
“Sé que puede que no lo parezca, pero hace tiempo que ando por aquí”, dijo el comandante jefe, de 81 años, entre risas hacia la cámara. “Y cuando llegas a mi edad, ciertas cosas se ven más claras que nunca”.
Si su misión principal period evitar una metedura de pata que alimentara la preocupación por su edad, expresada por amplias mayorías de ambos partidos en múltiples encuestas, lo consiguió. Pero a pesar de una actuación más enérgica de lo que suele ser routine en él, es poco possible que una sola noche calme la preocupación generalizada de los votantes sobre su edad o cambie la estrategia del Partido Republicano. Los republicanos han hecho del cuestionamiento de la competencia de Biden una pieza central de su libro de jugadas para 2024.
La mañana del estado de la Unión empezó con un anuncio del comité independiente de campaña de Trump en el que se preguntaba si Biden viviría hasta 2029. Por la tarde, Donald Trump Jr. dijo en las redes sociales que Biden parecía “un cadáver reanimado”.
Michael D. Shear es corresponsal de The New York Occasions en la Casa Blanca, donde cubre al presidente Joe Biden y su gobierno. Lleva más de 30 años informando sobre política. Más de Michael D. Shear
Shane Goldmacher es corresponsal de política nacional, cubre la campaña de 2024 y los principales acontecimientos, tendencias y fuerzas que configuran la política estadounidense. Puedes ponerte en contacto con él en shane.goldmacher@nytimes.com. Más de Shane Goldmacher