Pero Trump no comprende la verdadera amenaza para el comercio estadounidense a través de Panamá. Si el objetivo es garantizar un acceso asequible al punto de tránsito a largo plazo, es el cambio climático, y no la influencia china, lo que debería preocupar a los legisladores estadounidenses.
He aquí por qué. Enviar un solo barco a través de las esclusas del canal puede consumir unos 50 millones de galones de agua, principalmente agua dulce recogida del lago Gatún. Aunque, por el momento, el canal funciona a plena capacidad, un clima más seco y una mayor demanda de agua potable han reducido en los últimos años el volumen de agua disponible. Esto ha obligado a la Autoridad del Canal de Panamá, gestionada por el Estado, a limitar en ocasiones el número de pasos diarios por el canal, en un momento dado hasta en un 40 por ciento.
Con menos lluvia, los embalses se llenan más lentamente, lo que significa menos agua disponible para hacer funcionar las esclusas, lo que significa que pueden pasar menos barcos. De ahí que la sequía de 2023-24, una de las peores de las que se tiene constancia, ralentizara los tránsitos y elevara los precios del tránsito, provocando grandes retrasos, bienes de consumo más caros y una mayor inestabilidad en las rutas marítimas. Estos fueron probablemente los aumentos a los que Trump se refirió como un “timo”.
El número limitado de tránsitos ha dado lugar a subastas de derechos de paso que han inflado aún más el creciente costo del transporte de mercancías por el canal. (La autoridad del canal aumentó los peajes justo antes de que empezara la sequía de 2023.) A corto plazo, la reducción del acceso hace que las mercancías tarden más en llegar a su destino, y cuestan más cuando llegan. A mediano plazo, las empresas han empezado a buscar rutas alternativas y métodos diferentes de transportar mercancías. Algunos proyectos, como un corredor ferroviario a través del sur de México, han surgido para competir directamente con el Canal de Panamá. A largo plazo, a medida que aumenten el volumen comercial y el tamaño de los barcos mientras disminuye la cantidad de agua disponible, el canal podría perder cuota de mercado, disminuyendo tanto su utilidad como su importancia estratégica.
La sequía de 2023-24 se debió en parte a un fuerte efecto de El Niño, ya que el aumento de las temperaturas de la superficie del océano Pacífico alteró los patrones meteorológicos en todo el mundo. En normal, los científicos coinciden en que el cambio climático está haciendo que los fenómenos de El Niño sean más frecuentes y más graves. El aumento de las temperaturas también ha incrementado la evaporación del agua del embalse, reduciendo aún más el suministro de agua.