Los migrantes solían reunirse por centenares en campamentos en Ciudad Juárez, en el lado mexicano del río Bravo, esperando una oportunidad para cruzar a Estados Unidos. Pero ahora que el presidente electo Donald Trump se prepara para tomar posesión de su cargo el lunes, apenas se puede encontrar gente en los terraplenes, otrora repletos.
Lo único que quedaba esta semana eran hogueras apagadas, así como zapatos, camisas y cepillos de dientes desechados.
Varias ciudades mexicanas han informado tener una situación comparable a lo largo de la frontera con Estados Unidos, donde el número de migrantes ha disminuido de forma constante en los últimos meses. El descenso se ha atribuido en gran medida al endurecimiento de las restricciones introducidas por el gobierno de Biden y las autoridades mexicanas y panameñas, diseñadas para disuadir la migración.
En junio, el presidente Biden, cada vez más presionado durante su campaña de reelección para frenar los flujos migratorios, promulgó una orden ejecutiva que impedía que los migrantes indocumentados recibieran asilo. Ese mes, las autoridades fronterizas estadounidenses registraron 83.532 cruces ilegales, un descenso significativo respecto a los 117.905 del mes anterior.
A pesar del descenso, los cruces ilegales siguen siendo más elevados que durante gran parte del primer mandato de Trump, lo que alimenta los llamamientos del nuevo gobierno de Trump, e incluso de algunos demócratas en el Congreso, para que se impongan restricciones más severas a la migración a Estados Unidos.
La gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, elegida por Trump para dirigir el Departamento de Seguridad Nacional, dijo a los senadores el viernes que tenía previsto restablecer una política de la period Trump que obliga a los solicitantes de asilo a permanecer en México durante sus casos en Estados Unidos y reducir la ayuda temporal a la inmigración para las personas procedentes de países en disaster.
“La seguridad fronteriza debe seguir siendo un objetivo prioritario”, dijo Noem.
Algunos funcionarios de América Latina están contraatacando, argumentando que el endurecimiento de las restricciones a ambos lados de la frontera ha servido para frenar la disaster.
“El flujo de migrantes del sur de México hacia la frontera ha disminuido en los últimos meses”, dijo Enrique Serrano Escobar, quien dirige la oficina del estado de Chihuahua encargada de recibir a los migrantes. “No hay ninguna disaster”, dijo. “No hay problemas”.
La tranquilidad de la frontera en estos días contrasta con los últimos años de frecuentes tragedias a lo largo de ella, incluidas las separaciones familiares y el incendio de 2023 en un centro de detención de migrantes en Ciudad Juárez, en el que murieron decenas de personas.
Miles de migrantes siguen intentando abrirse camino hacia el norte incluso cuando las autoridades de ambos lados de la frontera han incrementado las restricciones. Pero, en basic, el movimiento a través del tapón del Darién, el inhóspito puente terrestre que conecta Norteamérica y Sudamérica, y la capacidad de acogida en ciudades fronterizas entre Estados Unidos y México, como Ciudad Juárez y Matamoros, se han convertido en indicadores de la disminución de los flujos migratorios.
Lucio Torres, quien lleva tres años supervisando un refugio en Nuevo Laredo, al otro lado del río Grande, dijo que normalmente estarían albergados unos 150 migrantes. El refugio tiene capacidad para 300 personas. Esta semana, solo albergaba a siete.
Serrano Escobar dijo que los albergues para migrantes gestionados por el gobierno y organizaciones cívicas de Ciudad Juárez, con capacidad para unos 3000 migrantes, están actualmente llenos solo en un 40 por ciento. “La ciudad está en calma”, añadió.
En noviembre, más de 46.000 personas cruzaron ilegalmente la frontera, la cifra más baja durante el gobierno de Biden. En diciembre hubo más de 47.000 cruces ilegales. En comparación, en diciembre de 2023, los cruces ilegales superaron un récord de aproximadamente 250.000.
Las fuerzas de seguridad mexicanas dijeron que detuvieron a más de 475.000 migrantes en el último trimestre de 2024. Esto representa casi un 68 por ciento más de detenciones en comparación con el mismo periodo del año anterior, según datos del gobierno.
Solsiree Petit, de 44 años, maestra venezolana en Ciudad Juárez, dijo que tenía tumores en los pechos que requerían cirugía. Dijo que sus hijos, de 10 y 17 años, se habían entregado a las autoridades estadounidenses en busca de asilo hace una semana. Dijo que tenía una cita con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos en El Paso, Texas, para presentar su propia solicitud de asilo el 29 de enero.
Dijo que esperaba que, con el nuevo gobierno de Trump, se respetara su cita. “Prefiero no pensar en eso”, dijo, “porque uno se deprime más”.
CBP One, la aplicación telefónica que Petit utilizó para programar su cita, le permitió a las autoridades de inmigración estadounidenses procesar a casi 44.000 migrantes en diciembre en los puertos de entrada.
Aunque el gobierno de Biden creó la aplicación para incentivar a los inmigrantes a evitar entrar ilegalmente en el país, Noem, la nominada al Departamento de Seguridad Nacional, dijo que reduciría el uso de la aplicación, lo cual refleja la preocupación de los republicanos de que esta se utilizaba para permitir que inmigrantes a quienes se debería prohibir el acceso entraran al país.
De forma comparable a la tensa calma observada en Ciudad Juárez, el refugio Pumarejo de Matamoros, que puede albergar a 1500 personas, cuenta actualmente con solo 260, según los responsables del refugio. En Tijuana, tres refugios importantes indicaron que solo estaban llenos al 50 por ciento.
Los refugios de Ciudad de Guatemala también se han quedado prácticamente vacíos de migrantes que se dirigen al norte, dijo Karina López, trabajadora social del refugio Casa del Migrante de la ciudad. Hace varios años, el refugio tenía problemas para atender a más de 3000 migrantes cansados con poco más de 100 camas. Hoy en día, esas cifras son inauditas, dijo López. Eso se debe en parte a que la gente solo se queda unas horas en su prisa por llegar a la frontera antes de la toma de posesión, dijo.
También se cree que el miedo a los delitos violentos y a la extorsión aleja a algunos migrantes de los refugios que están en la mira del crimen organizado en México. En lugar de buscar refugio allí, algunos optan por alojarse en casa de conocidos o en habitaciones alquiladas o con sus contrabandistas, mientras intentan llegar a la frontera, authorized o ilegalmente.
“No le hace que esté el diablo enfrente del camino, Yo me lo llevo de pecho”, dijo Juan Hernández, un obrero de Honduras. Hernández, de 45 años, dijo que llevaba 23 años viviendo en Estados Unidos y que había sido deportado cinco veces. Llegó hace seis meses a Monterrey, un importante centro industrial del noreste de México, tras ser deportado a Honduras después de una condena en Carolina del Norte por conducir en estado de ebriedad.
Dijo que tenía previsto volver a cruzar la frontera pronto para reunirse con sus dos hijos que viven en Raleigh, Carolina del Norte.
Por ahora, los migrantes como Hernández parecen ser una minoría. No hace mucho, en el centro histórico de Ciudad de Guatemala, las aceras estaban llenas de personas que pedían monedas o una comida para sus hijos, muchas de ellas envueltas en la bandera venezolana. Esta semana, estaban casi ausentes.
En el tapón del Darién, el número de migrantes disminuyó drásticamente después de que el gobierno panameño introdujera restricciones más estrictas para complementar las nuevas políticas de asilo del gobierno de Biden.
Hace dos años, embarcaciones cargadas de personas que intentaban llegar a la selva salían todos los días de Necoclí, una ciudad costera colombiana situada en el extremo sur de la selva. Los migrantes solían fotografiar los viajes en barco y compartir las imágenes en las redes sociales, donde llegaron a simbolizar los últimos momentos de seguridad de los migrantes antes de entrar en la peligrosa selva del tapón del Darién.
Ahora, pasan días en los que no hay suficientes migrantes para llenar un solo barco. En cambio, los barcos salen cada dos o tres días y no siempre van llenos.
En agosto de 2023, un número récord de 80.000 migrantes pasaron por el Darién en un solo mes. En diciembre, pasaron algo menos de 5000 personas, según las autoridades panameñas.
Sin embargo, a medida que se acerca la toma de posesión de Trump, los traficantes han seguido instando a los migrantes a llegar a la frontera y evitar una posible medida severa. Temiendo que pueda ser su última oportunidad de llegar a Estados Unidos, algunos han recurrido a suplicar a amigos que les presten dinero o a entregar los títulos de propiedad de sus casas a los traficantes como garantía, afirmaron los operadores de los refugios.
Una opción ofrecida por los traficantes y denominada por los migrantes como la “ruta VIP” transporta a los migrantes de Guatemala a Cancún, México, por tierra, y de Cancún a Ciudad Juárez por aire utilizando pasaportes mexicanos falsos, según López, la trabajadora social. El precio de un vuelo de ida en esta ruta alcanzó un máximo de unos 450 dólares esta semana.
Después de la inauguración, el precio baja a unos 100 dólares.
Annie Correal colaboró con reportería desde Ciudad de Guatemala, Julie Turkewitz desde Bogotá, Colombia; Chantal Flores desde Monterrey, México; Edyra Espriella desde Matamoros, México; Aline Corpus desde Tijuana, México; Emiliano Rodríguez Mega y Rocío Gallegos desde Ciudad de México; y Hamed Aleaziz desde Washington.
James Wagner cubre América Latina, incluyendo deportes, y está radicado en Ciudad de México. Es nicaragüense-estadounidense del área de Washington, su lengua materna es el español. Más de James Wagner
Simon Romero es corresponsal del Occasions en México, Centroamérica y el Caribe. Reside en Ciudad de México. Más de Simon Romero